19 mar LA HISTORIA MÁS IMPORTANTE DE MI VIDA: CAPÍTULO CUATRO
La pérdida de un ser querido, la muerte, la ruptura de la realidad, la creación a base de mucho esfuerzo de una nueva realidad, todo eso hemos vivido las personas que hemos atravesado un duelo. El duelo es ese proceso de adaptación a la pérdida. Yo quiero compartir con vosotros mi proceso, y cómo viví esos cambios que se produjeron en mí y en mi familia. Quizá estés atravesando ahora ese difícil camino. Y puede que te ayude. Esa es la finalidad de esta historia. Ayudarte para hacértelo más fácil.
CAPÍTULO CUATRO: UNA PATA
Atravesar un río de lava hirviendo, le pareció en ese momento a mi Madre más sencillo que enfrentarse a seis letras. CÁNCER. Pepita la Pata, como era conocida en su pueblo desde que existe en él la memoria, pulsó el botón de PAUSA de su vida el segundo en el que el oncólogo le extendía el documento escrito que acreditaba que su marido se moría. Y retrocedió en busca de una respuesta. Y la encontró. Pero no para la pregunta que se estaba haciendo.
Encontró la respuesta detrás del mostrador de una faramacia donde muchos años atrás ella trabajaba. Por aquel entonces, las farmacias no eran farmacias sino boticas. Y encontró la respuesta viéndolo pasar por delante de la puerta por tercera o cuarta vez en sólo dos minutos. Él no era del pueblo. Era de Madrid. Entonces no ser del pueblo era ser extranjero. Así que él era extranjero. Y a Pepita la Pata le pareció tan guapo.
El extranjero era mi Padre. Hacía tan sólo tres semanas, enfrascado en la fabricación y el montaje de un equipo de conmutación, su jefe en la empresa Standard Electrónica para la que trabajaba, se le había acercado por detrás y entregándole una nota, le había preguntado:
- Villanueva, te gustan las andaluzas?
Mi padre leyó la nota.
”DESTINO: Ubrique. Cádiz”
Y mirando a su jefe, dijo:
- Todas?
Ahora ya no eran todas sino una, Pepita la Pata, la que provocaba ese hormigueo en su barriga que no había conocido nunca antes.
Justo cuando estaba a punto de desistir, justo cuando creía que hoy tampoco encontraría una razón para entrar en la farmacia y hablar con ella, mi Padre, que entonces sólo era el joven extranjero y apuesto, leyó un anuncio en el escaparate que decía:
”Pastillas Juanolas. Aclaran la voz. Refrescan la boca”
Y un impulso lo metió de lleno en la farmacia.
Pepita la Pata dijo sí. Volvió a agitar el agua que los rodeaba, y en cuestión de segundos los dos salieron nadando de la Botica, salpicando a diestro y siniestro a todo aquel con quien se cruzaban en el camino. La gente del pueblo los veía nadar. Mira La Pata qué contenta está. Decían. Mírala como nada. Y mi Padre, sonreía al verla feliz. Y mi Madre sonreía al verlo feliz. Y ese río en el que nadaban, pronto dejó de ser río, para ser océano. El Océano Atlántico. Que fue el que los bañó durante el resto de sus vidas.
Esa no era la respuesta que buscaba mi Madre el día que supo que mi Padre se moría. Con la vida parada frente al oncólogo, Pepita la Pata tuvo miedo. Por primera vez en su vida tuvo miedo.
Y pensó en sus cuatro hijos. Y sintió que desde la orilla, los veía ahogarse y ella no podía hacer nada. Sintió que la fuerza del agua se los llevaba uno a uno mientras gritaban Mamá, y ella no podía hacer nada. Sintió que no quería quedarse sola. Que necesitaba a su lado al joven extranjero. Siempre. Sintió que quería volar, migrar a un clima cálido. Pero…ya estaba en un clima cálido. Y una pata, por muy Pata que sea, no puede ir en contra de la naturaleza.
Antes de retomar el resto de su vida, Pepita la Pata alzó su pico hacia el cielo. Ésto el oncólogo no pudo verlo, porque aún seguía inmóvil hasta que mi Madre volviese a darle al PLAY. Así que tampoco pudo oírla decir:
- Por favor, Señor, que al menos pueda conocer a su nieta.
Su voz llegó justo a donde ella quería, y el Señor con quien mi Madre se habla desde muy pequeña, paró todos los planes que tenía previstos para que mi Padre falleciese en la mesa de operaciones tres meses después. Revisó su expediente, leyó junto a la fecha 6 de septiembre de 2000 la palabra, MORIR, la tachó, y a su lado escribió, VIVIR OTRA VEZ.
Y eso era justo lo que iba a pasar. Pero Pepita la Pata no lo sabía, y el miedo a que su hija mayor, embarazada de cinco meses, perdiese a la niña que estaba a punto de nacer, si se enteraba de que su padre se moría, secó el caudal de su río. Sus patas tocaron tierra agrietada por la sed, y Pepita la Pata se vio en el lugar donde nunca había querido verse.
Pero la vida le tenía aún preparada una última sorpresa. Que no vino nadando, sino volando. Volando como una Paloma que trae un mensaje atado.






Maxi
Posted at 05:35h, 19 marzoPrecioso.
Un abrazo
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 05:36h, 19 marzoGracias y feliz día del PADRE!!!!!!!
macarena
Posted at 06:07h, 19 marzoFeliz día del padre………precioso Seba
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 10:05h, 19 marzoMe alegro que te guste, Maka!!!!
anitta villanueva
Posted at 07:59h, 19 marzoImpresionante… a Mamá les encantaron… feliz día y suerte
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 10:06h, 19 marzoEso es lo mejor que podía (leer) escuchar!!! Un besazo!!!!
Juana Ojeda
Posted at 11:40h, 19 marzoMuy bonito…………….
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 11:41h, 19 marzoMuchísimas gracias, Juana!!! Malegro que te guste!!!!
José
Posted at 15:56h, 19 marzoTe amo!
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 16:07h, 19 marzoEsperoq eu no necesites que te lo recuerde, pero…Y YO A TI!!!
may
Posted at 16:37h, 19 marzoHermosiiiisimo. !!!!!!! Un honor el haber sido casi hermana! Besos gordos para ti Sebastian.
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 19:41h, 19 marzoGracias, may, por seguirme desde hace taaanto tiempo!!!
Martín Siri
Posted at 18:14h, 19 marzoSeba, una belleza esa historia, me hiciste emocionar!!!!
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 19:41h, 19 marzoJoder, muchas gracias, hermano!!!
Paloma
Posted at 18:15h, 19 marzoQue cosa más bonita
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 19:40h, 19 marzoEl siguiente capítulo es el tuyo!!!!!!
Inma G
Posted at 21:26h, 19 marzoImpresionantes!!!!
Que bonito todo lo que escribes!!!
Me encanta leerte….ya lo sabes.
Miles de besos y un achuchón «mu grande»
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 04:28h, 20 marzoInma!! Muchas gracias. Me encanta que me leas!!!!
Rocío Macias
Posted at 15:44h, 21 marzoSeñas, sigue así, yo sí que quiero ser como tú! Esta historia me hace sonreír mientras se me saltan las lágrimas Besos…
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 16:29h, 21 marzoGracias, Ro!!!!! Me alegro que te guste!!!! Un besazo!!!!
Eva Gómez
Posted at 21:17h, 23 marzoMe vuelves a encantar!!
Sebastián Villanueva Macías
Posted at 05:51h, 24 marzoMuchas gracias, Eva. Me animas a seguir!!!!